La estructura y la forma del esqueleto de un ave se relaciona con su forma de vida. Los huesos de estos animales son huecos o casi huecos y están llenos de aire, lo cual los hace ser muy livianos; por ejemplo, el esqueleto de un águila constituye menos del 10% del peso total del animal.

A pesar de ello, los huesos de las aves son fuertes y muchos de ellos están fusionados, lo cual crea un esqueleto rígido.

Las adaptaciones anteriores contribuyen a que el ave sea capaz de volar empleando menos energía que otros animales voladores y de soportar las fuertes presiones del movimiento de aleteo, especialmente al despegar y al aterrizar.

Publicado por fuente de ayuda navegador web martes, 29 de julio de 2008

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