La rata común o de alcantarilla, también conocida como rata parda por la coloración de su pelo, es un indeseable y molesto roedor, de mayor tamaño que su congénere la rata negra o campestre (Rattus rattus) de la que también se diferencia por su mayor peso, de modo que mientras que esta especie puede alcanzar los 600 gramos de peso, la rata campestre no suele sobrepasar los 250 gramos. Otra circunstancia diferenciadora es que la rata de alcantarilla ocupa medios más urbanos y más humanizados que su congénere la rata campestre o negra, de la que también se diferencia por el menor tamaño de sus orejas (más grandes en la rata campestre y más cortas y gruesas en la rata parda) y por la longitud de la cola, de modo que mientras que en la rata campestre, la longitud de la misma supera notoriamente la de la cabeza más el cuerpo, en la rata parda o de alcantarilla no alcanza nunca esta longitud.
La rata de alcantarilla es originaria de China y de la zona este de la antigua URSS, de donde comenzó a extenderse en épocas relativamente recientes, de modo que en los siglos XVI y XVII ocupaban Centroeuropa y en el siglo XVIII llegó a Francia. Se dice que en el año 1750 llegó a Paris, y de Francia pasó a España en el siglo XIX. También se ha dicho, aunque no es un dato que haya sido contrastado científicamente, que vino acompañando al ejercito de Napoleón en su invasión de España (W. F. Foster, 1972). Actualmente ocupa prácticamente todo el planeta y no hay lugar ni isla habitada que se vea libre de la presencia de esta rata, que se sirve del hombre y de los barcos para viajar y expandirse por el mundo. Actualmente en España la rata de campo ocupa todo el territorio nacional, incluidas las Baleares y Canarias, aunque en cotas no muy altas, ya que a partir de los 1.000 metros de altitud su presencia se enracece, llegando incluso a desaparecer.
La rata común o de alcantarilla es buena nadadora y buceadora, pero trepa mal, por lo que en aquellos edificios en que coexisten ambas especies, la rata campestre suele ocupar las partes altas del edificio (desvanes, solanas y altillos), mientras que la común ocupa las partes bajas (sótanos, cloacas, alcantarillas, desagües, corrales; etc.); aun cuando lo normal es que la rata común, por su mayor tamaño y agresividad, desplace a la rata campestre. De modo que siendo una especie que no es autóctona de nuestra fauna, con poco más de un siglo de presencia de nuestra geografía, es el roedor más abundante de las ciudades, donde se considera que en algunas de ellas hay más ratas que habitantes humanos.
La rata parda o común, es una especie comensal del hombre, por lo que se ve fundamentalmente asociada a la presencia humana, viviendo principalmente de sus desechos y basuras, aunque también hay poblaciones silvestres. En cualquier caso el agua es fundamental en su ecología, de la que ingiere de 17 a 38 ml. diarios de agua (J.C. Blanco, 1998), encontrando su óptimo entre las alcantarillas, de donde adquiere uno de sus nombres comunes, así como en lugares húmedos y bordes de cursos de agua (riberas) con vegetación densa.
La rata común o parda, a diferencia de la rata campestre, es buena excavadora y cuando construye sus habitáculos, acondiciona una o varias entradas de 6-9 cms. de diámetro, normalmente localizables en pendientes del terreno, entre la vegetación. Suelen presentar montones de la tierra extraída en la boca, contando con un sistema de túneles de gran longitud, varias cámaras dormitorio en las que acondiciona camas con pelos, lana, papeles y materia vegetal. Estos refugios subterráneos, también cuentan con túneles ciegos, cuya finalidad es la de distraer a los depredadores que los visiten.
Territorialmente la rata común es muy agresiva y de agrupación social más organizada que la rata campestre, existiendo en la especie objeto de esta ficha una jerarquía social muy definida, aunque fluctuante, al reajustarse por frecuentes luchas internas, en la que hay individuos dominados que se ven obligados a adaptar sus hábitos de vida a esta situación, teniendo incluso que salir a buscar los alimentos a pleno día. Los miembros del grupo se identifican y reconocen por el olor corporal del grupo, común a todos ellos, al tener un olfato muy desarrollado; también tiene un oído muy fino, siendo la vista su peor sentido, no diferenciando los colores, al parecer. En estos encuentros de distintos individuos se desarrollan una serie de posturas de amenaza y/o sumisión, que ponen de manifiesto la exteriorización del status jerárquico dentro del grupo.
Omnívora y oportunista presenta una dieta muy variada, aun cuando en las ciudades se suele alimentar de basura y desperdicios, mientras que los ejemplares más silvestres prefieren cereales y frutos, aunque la carne también forma parte importante de su dieta. Tiene desarrollada la especie una especial cautela y recelo hacía los alimentos nuevos o desconocidos, por lo que los venenos no suelen ser muy efectivos para combatir a la rata común. Se ha comprobado que ante un alimento nuevo la colonia manda a un individuo dominado a que pruebe el cebo, la muerte tras la ingesta pone en alerta a toda la colonia, que relaciona el consumo del cebo con la muerte y evita el cebo, por lo que los tratamientos suelen perder eficacia. Se considera que para que los venenos agudos tengan éxito, es preciso que la mayor parte de la población ingiera rápidamente la dosis letal; para ello se suelen realizar previamente a la colocación del veneno un adecuado cebado de la colonia. En cualquier caso debe tenerse presente que los roedores muertos son un peligro sanitario importante, no solo para el hombre sino para otros ejemplares de la fauna que los consuma, por lo que cadáveres deben ser eliminados, aconsejablemente quemados.
De hábitos esencialmente crepusculares y nocturnos, puede también verse durante el día, particularmente cuando no es molestada, ni existen gatos en las inmediaciones que las persigan.
Aun cuando se ha constatado en los tiempos actuales una regresión de la población de la rata común o de alcantarilla, particularmente por la supresión de basureros urbanos, la colocación de la basura en contenedores herméticos, la supresión de corrales y establos dentro de las poblaciones y la mayor higiene humana. De todos modos sigue siendo abundante y en algunos momentos puntuales, en que se ve favorecida por circunstancias favorables como la presencia desmesurada de basura urbana, se puede constituir en una indeseable plaga.
La rata de alcantarilla es originaria de China y de la zona este de la antigua URSS, de donde comenzó a extenderse en épocas relativamente recientes, de modo que en los siglos XVI y XVII ocupaban Centroeuropa y en el siglo XVIII llegó a Francia. Se dice que en el año 1750 llegó a Paris, y de Francia pasó a España en el siglo XIX. También se ha dicho, aunque no es un dato que haya sido contrastado científicamente, que vino acompañando al ejercito de Napoleón en su invasión de España (W. F. Foster, 1972). Actualmente ocupa prácticamente todo el planeta y no hay lugar ni isla habitada que se vea libre de la presencia de esta rata, que se sirve del hombre y de los barcos para viajar y expandirse por el mundo. Actualmente en España la rata de campo ocupa todo el territorio nacional, incluidas las Baleares y Canarias, aunque en cotas no muy altas, ya que a partir de los 1.000 metros de altitud su presencia se enracece, llegando incluso a desaparecer.
La rata común o de alcantarilla es buena nadadora y buceadora, pero trepa mal, por lo que en aquellos edificios en que coexisten ambas especies, la rata campestre suele ocupar las partes altas del edificio (desvanes, solanas y altillos), mientras que la común ocupa las partes bajas (sótanos, cloacas, alcantarillas, desagües, corrales; etc.); aun cuando lo normal es que la rata común, por su mayor tamaño y agresividad, desplace a la rata campestre. De modo que siendo una especie que no es autóctona de nuestra fauna, con poco más de un siglo de presencia de nuestra geografía, es el roedor más abundante de las ciudades, donde se considera que en algunas de ellas hay más ratas que habitantes humanos.
La rata parda o común, es una especie comensal del hombre, por lo que se ve fundamentalmente asociada a la presencia humana, viviendo principalmente de sus desechos y basuras, aunque también hay poblaciones silvestres. En cualquier caso el agua es fundamental en su ecología, de la que ingiere de 17 a 38 ml. diarios de agua (J.C. Blanco, 1998), encontrando su óptimo entre las alcantarillas, de donde adquiere uno de sus nombres comunes, así como en lugares húmedos y bordes de cursos de agua (riberas) con vegetación densa.
La rata común o parda, a diferencia de la rata campestre, es buena excavadora y cuando construye sus habitáculos, acondiciona una o varias entradas de 6-9 cms. de diámetro, normalmente localizables en pendientes del terreno, entre la vegetación. Suelen presentar montones de la tierra extraída en la boca, contando con un sistema de túneles de gran longitud, varias cámaras dormitorio en las que acondiciona camas con pelos, lana, papeles y materia vegetal. Estos refugios subterráneos, también cuentan con túneles ciegos, cuya finalidad es la de distraer a los depredadores que los visiten.
Territorialmente la rata común es muy agresiva y de agrupación social más organizada que la rata campestre, existiendo en la especie objeto de esta ficha una jerarquía social muy definida, aunque fluctuante, al reajustarse por frecuentes luchas internas, en la que hay individuos dominados que se ven obligados a adaptar sus hábitos de vida a esta situación, teniendo incluso que salir a buscar los alimentos a pleno día. Los miembros del grupo se identifican y reconocen por el olor corporal del grupo, común a todos ellos, al tener un olfato muy desarrollado; también tiene un oído muy fino, siendo la vista su peor sentido, no diferenciando los colores, al parecer. En estos encuentros de distintos individuos se desarrollan una serie de posturas de amenaza y/o sumisión, que ponen de manifiesto la exteriorización del status jerárquico dentro del grupo.
Omnívora y oportunista presenta una dieta muy variada, aun cuando en las ciudades se suele alimentar de basura y desperdicios, mientras que los ejemplares más silvestres prefieren cereales y frutos, aunque la carne también forma parte importante de su dieta. Tiene desarrollada la especie una especial cautela y recelo hacía los alimentos nuevos o desconocidos, por lo que los venenos no suelen ser muy efectivos para combatir a la rata común. Se ha comprobado que ante un alimento nuevo la colonia manda a un individuo dominado a que pruebe el cebo, la muerte tras la ingesta pone en alerta a toda la colonia, que relaciona el consumo del cebo con la muerte y evita el cebo, por lo que los tratamientos suelen perder eficacia. Se considera que para que los venenos agudos tengan éxito, es preciso que la mayor parte de la población ingiera rápidamente la dosis letal; para ello se suelen realizar previamente a la colocación del veneno un adecuado cebado de la colonia. En cualquier caso debe tenerse presente que los roedores muertos son un peligro sanitario importante, no solo para el hombre sino para otros ejemplares de la fauna que los consuma, por lo que cadáveres deben ser eliminados, aconsejablemente quemados.
De hábitos esencialmente crepusculares y nocturnos, puede también verse durante el día, particularmente cuando no es molestada, ni existen gatos en las inmediaciones que las persigan.
Aun cuando se ha constatado en los tiempos actuales una regresión de la población de la rata común o de alcantarilla, particularmente por la supresión de basureros urbanos, la colocación de la basura en contenedores herméticos, la supresión de corrales y establos dentro de las poblaciones y la mayor higiene humana. De todos modos sigue siendo abundante y en algunos momentos puntuales, en que se ve favorecida por circunstancias favorables como la presencia desmesurada de basura urbana, se puede constituir en una indeseable plaga.
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