- Inaugurado con éxito el LHC, el mayor acelerador de partículas del mundo
- El objetivo es simular el 'Big Bang' para hallar las partículas más elementales
- Su construcción ha tardado dos décadas y ha costado 4.000 millones de euros
La maquina del 'Big Bang' ha empezado a funcionar. Los científicos del CERN de Ginebra han conseguido inyectar por primera vez un haz de protones en el túnel circular de 27 kilómetros del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el mayor acelerador de partículas del mundo. "¡Ahí esta!", "¡Wow!", "¡Lo hemos conseguido!" Estos son algunos de los gritos de alegría que se han oído en la Sala de Control de lo que muchos consideran el experimento científico más grande y ambicioso de la Historia.
A lo largo de casi una hora, desde las 9.30 de la mañana hasta las 10.25, centenares de científicos y periodistas han seguido este acontecimiento, que representa un gran hito en la historia de la Física. De momento, este primer ensayo general significa que los componentes de esta poderosísima máquina, construida a 100 metros bajo tierra entre las fronteras de Suiza y Francia, funcionan como preveían sus creadores.
La tensión de los 'padres' científicos del acelerador de partículas se palpaba en el ambiente de la Sala de Control, y más de uno se mordía las uñas mientras el primer, histórico haz de protones empezó a circular a lo largo del anillo del LHC. En esta especie de prueba piloto, el proceso se realizó de forma gradual, con paradas en cada uno de los ocho sectores en los que se subdivide el túnel subterráneo por el que circulan las partículas subatómicas. Pero al final, todo fue como la seda.
"Hoy es un gran día para el CERN y para la ciencia", exclamó emocionado Robert Aymar, el director general de CERN. "¡Bravo a todos los que lo habéis hecho posible!".
"Es un momento muy emocionante, para mí es la culminación de muchísimos años de trabajo", declaraba a elmundo.es María Chamizo, una investigadora española del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) que también participará en los experimentos pioneros del LHC.
Poco después, a las 15.00 horas, el mismo éxito volvió a repetirse de nuevo, con otro haz de partículas que viajó a lo largo del anillo del LHC en dirección contraria. Ante tal apoteosis científica, fueron muchas las botellas de champán que se descorcharon ayer en la Sala de Control del LHC.
Dos décadas de trabajo
Tras dos décadas de trabajo en el diseño y la construcción de una obra faraónica que ha supuesto una inversión de 4.000 millones de euros, los físicos de todo el planeta esperan ansiosos los primeros resultados del experimento pionero.
El objetivo es nada más y nada menos que reproducir las condiciones que existían inmediatamente después del 'Big Bang', con la intención de desentrañar los grandes enigmas que siguen rodeando a la naturaleza de la materia, e identificar con más certeza que nunca los ladrillos fundamentales de los que se componen las estrellas, los planetas y nosotros mismos.
Una vez que termine esta primera fase de pruebas, los científicos del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) lanzarán protones en direcciones opuestas prácticamente a la velocidad de la luz, en el núcleo del LHC: un anillo metálico de 27 kilómetros cuya temperatura interior alcanzará la friolera de 271 grados bajo cero.
Si sus expectativas se cumplen, las partículas subatómicas colisionarán en las entrañas del LHC aproximadamente 600 millones de veces por segundo, y desencadenarán la mayor cantidad de energía jamás observada en las condiciones de un experimento científico.
"Es como ir a Marte. Sabes que te vas a encontrar algo nuevo, porque estás viajando a un lugar al que nadie ha ido jamás", asegura Brian Cox, un físico de la Universidad de Manchester que forma parte del equipo del LHC.
Nunca antes se había construido una máquina tan poderosa para contestar a algunas de las preguntas más antiguas que siempre se ha planteado la Humanidad: ¿De qué está hecho el mundo que nos rodea? ¿Y cómo llegó a ser como es? "Lo que se descubra en este nuevo acelerador nos permitirá comprender mejor el Universo y las teorías que explican cómo evolucionó", explica la doctora Chamizo.
Temores apocalípticos
El bautizo de hoy ha sido un ensayo general en el que se ha inyectado un primer haz de protones en el acelerador, para comprobar si es capaz de recorrer sin problemas el recorrido circular del anillo. Las primeras colisiones de partículas, sin embargo, no se llevarán a cabo hasta dentro de unas semanas, una vez que los científicos del CERN comprueben que todo funciona a la perfección.
Cuando el LHC empiece a trabajar a pleno rendimiento en los próximos meses, los aproximadamente 10.000 científicos de unos 500 centros de investigación que participan en el proyecto van a tener mucho trabajo. Se calcula que cada año, el acelerador de partículas producirá tantos datos que se necesitaría una pila de CD de una altura de 20 kilómetros para almacenar toda la información generada por sus experimentos.
La inauguración del LHC podía haberse suspendido, sin embargo, si el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo se hubiera tomado en serio la demanda interpuesta por un grupo de físicos que a finales de agosto exigieron la paralización del proyecto, al considerar que el acelerador de partículas representaba una gravísima amenaza para la Humanidad. Según estos iluminados, el LHC podría desencadenar un pequeño agujero negro con consecuencias apocalípticas, ya que la Tierra acabaría literalmente engullida por este sumidero cósmico.
A pesar de que la teoría era totalmente extravagante, y el Tribunal de Estrasburgo desestimó la demanda, el CERN se vio obligado a emitir un comunicado de prensa el pasado viernes para tranquilizar a todos aquellos que sigan temiendo que el fin del mundo se acerca. Con todo esto Aymar ha querido zanjar la polémica con rotundidad: "El LHC es seguro y cualquier sugerencia de que sea peligroso es pura ficción".
A lo largo de casi una hora, desde las 9.30 de la mañana hasta las 10.25, centenares de científicos y periodistas han seguido este acontecimiento, que representa un gran hito en la historia de la Física. De momento, este primer ensayo general significa que los componentes de esta poderosísima máquina, construida a 100 metros bajo tierra entre las fronteras de Suiza y Francia, funcionan como preveían sus creadores.
La tensión de los 'padres' científicos del acelerador de partículas se palpaba en el ambiente de la Sala de Control, y más de uno se mordía las uñas mientras el primer, histórico haz de protones empezó a circular a lo largo del anillo del LHC. En esta especie de prueba piloto, el proceso se realizó de forma gradual, con paradas en cada uno de los ocho sectores en los que se subdivide el túnel subterráneo por el que circulan las partículas subatómicas. Pero al final, todo fue como la seda.
"Hoy es un gran día para el CERN y para la ciencia", exclamó emocionado Robert Aymar, el director general de CERN. "¡Bravo a todos los que lo habéis hecho posible!".
"Es un momento muy emocionante, para mí es la culminación de muchísimos años de trabajo", declaraba a elmundo.es María Chamizo, una investigadora española del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) que también participará en los experimentos pioneros del LHC.
Poco después, a las 15.00 horas, el mismo éxito volvió a repetirse de nuevo, con otro haz de partículas que viajó a lo largo del anillo del LHC en dirección contraria. Ante tal apoteosis científica, fueron muchas las botellas de champán que se descorcharon ayer en la Sala de Control del LHC.
Dos décadas de trabajo
Tras dos décadas de trabajo en el diseño y la construcción de una obra faraónica que ha supuesto una inversión de 4.000 millones de euros, los físicos de todo el planeta esperan ansiosos los primeros resultados del experimento pionero.
El objetivo es nada más y nada menos que reproducir las condiciones que existían inmediatamente después del 'Big Bang', con la intención de desentrañar los grandes enigmas que siguen rodeando a la naturaleza de la materia, e identificar con más certeza que nunca los ladrillos fundamentales de los que se componen las estrellas, los planetas y nosotros mismos.
Una vez que termine esta primera fase de pruebas, los científicos del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) lanzarán protones en direcciones opuestas prácticamente a la velocidad de la luz, en el núcleo del LHC: un anillo metálico de 27 kilómetros cuya temperatura interior alcanzará la friolera de 271 grados bajo cero.
Si sus expectativas se cumplen, las partículas subatómicas colisionarán en las entrañas del LHC aproximadamente 600 millones de veces por segundo, y desencadenarán la mayor cantidad de energía jamás observada en las condiciones de un experimento científico.
"Es como ir a Marte. Sabes que te vas a encontrar algo nuevo, porque estás viajando a un lugar al que nadie ha ido jamás", asegura Brian Cox, un físico de la Universidad de Manchester que forma parte del equipo del LHC.
Nunca antes se había construido una máquina tan poderosa para contestar a algunas de las preguntas más antiguas que siempre se ha planteado la Humanidad: ¿De qué está hecho el mundo que nos rodea? ¿Y cómo llegó a ser como es? "Lo que se descubra en este nuevo acelerador nos permitirá comprender mejor el Universo y las teorías que explican cómo evolucionó", explica la doctora Chamizo.
Temores apocalípticos
El bautizo de hoy ha sido un ensayo general en el que se ha inyectado un primer haz de protones en el acelerador, para comprobar si es capaz de recorrer sin problemas el recorrido circular del anillo. Las primeras colisiones de partículas, sin embargo, no se llevarán a cabo hasta dentro de unas semanas, una vez que los científicos del CERN comprueben que todo funciona a la perfección.
Cuando el LHC empiece a trabajar a pleno rendimiento en los próximos meses, los aproximadamente 10.000 científicos de unos 500 centros de investigación que participan en el proyecto van a tener mucho trabajo. Se calcula que cada año, el acelerador de partículas producirá tantos datos que se necesitaría una pila de CD de una altura de 20 kilómetros para almacenar toda la información generada por sus experimentos.
La inauguración del LHC podía haberse suspendido, sin embargo, si el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo se hubiera tomado en serio la demanda interpuesta por un grupo de físicos que a finales de agosto exigieron la paralización del proyecto, al considerar que el acelerador de partículas representaba una gravísima amenaza para la Humanidad. Según estos iluminados, el LHC podría desencadenar un pequeño agujero negro con consecuencias apocalípticas, ya que la Tierra acabaría literalmente engullida por este sumidero cósmico.
A pesar de que la teoría era totalmente extravagante, y el Tribunal de Estrasburgo desestimó la demanda, el CERN se vio obligado a emitir un comunicado de prensa el pasado viernes para tranquilizar a todos aquellos que sigan temiendo que el fin del mundo se acerca. Con todo esto Aymar ha querido zanjar la polémica con rotundidad: "El LHC es seguro y cualquier sugerencia de que sea peligroso es pura ficción".
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