La ausencia es pálida flor
del desierto de la vida,
que brota del dolor
por la tierra más querida.
Yo en mis sueños te miro,
¡Oh! Chota siempre radiante,
con tu belleza que admiro
más valiosa que un diamante.
Son tus campiñas hermosas
que lucen todo color,
tienen perfume de rosa,
tienen ensueño de amor.
Y son tus tardes tan bellas
Con sus tintes de arrebol,
como cielo y las estrellas
como la luna y el sol.
Yo sólo pido a la suerte,
de rodillas ante el cielo,
que al derribarme la muerte,
sea en polvo de tu suelo

Hildebrando Díaz Zorrilla (1895 – 1927)

Publicado por fuente de ayuda navegador web martes, 4 de noviembre de 2008

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