En el caso de las “agujas colinegras” el macho y la hembra de una pareja llegan prácti- camente a la vez a su lugar de anidación en Islandia, a pesar de que una distancia de 2.000 km. de viaje los separa. Algunas aves migratorias tienen una extraordinaria capacidad de sincronizar sus planes de vuelo, según informa un equipo de investigadores británico-islandés recientemente en la revista “Nature”. Tomas Gunnarson de la Universidad de East Anglia, Norwich, y sus colegas han investigado las “agujas colinegras” (limosa limosa islandica) islandesas. Normalmente esta especie vive en parejas estables, que, no obstante, se rompen si no llegan a la vez al lugar donde anidan. Un “divorcio” de este tipo supone un esfuerzo considerable, y hace descender las posibilidades de reproducción. A pesar de eso, los componentes de la pareja pasan el invierno, de hecho, separadamente, y además a lo largo de un territorio extensísimo que va desde las Islas Británicas hasta el sur de España. Aproximadamente el 1´5 por ciento de la población islandesa está marcada, y del 55 por ciento de estas aves, se conocen los lugares donde pasan el invierno. Los investigadores combinaron estos datos con los resultados de sus observaciones en Islandia. Para ello buscaron dos veces por semana, el lugar de 14 nidos para detectar el momento de llegada de los individuos marcados. Machos y hembras que el año anterior habían formado una pareja, se encontraron en su nido en el espacio de tres días, a pesar de que el promedio de sus lugares de hibernación distaba 955 km. Es un misterio cómo puede darse esta extraordinaria sincronicidad, afirman Gunnarson y sus colegas. Se sabe, además, que los componentes de las distintas parejas no llegaron en las mismas bandadas; es decir, que hay que descartar que se encontraran a mitad de camino. Además, hay que tener en cuenta que las aves anticipan o retardan su partida, según lo avanzado o retrasado que está la primavera en los distintos lugares por donde pasan, lo que hace más difícil explicar esta coincidencia en la llegada. Se alegan distintos intentos de explicación como constitución corporal o factores genéticos, pero hasta ahora no hay ninguna explicación verdadera.
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